Cuando descubrimos que la verdad es MENTIRA (1)
En el contexto de la pregunta por el sentido y el sin sentido, hemos de recoger la interpretación que Friedrich Nietzsche (1844-1900) hace de lo que considera la existencia, la que define como una realidad carente de sentido. Tal concepción es interpretada por el filósofo alemán como una situación que atraviesa la historia desde el inicio de la humanidad, y que ha sido encubierta por la cultura de occidente a través de diversos meta-relatos o discursos generadores de sentido: Dios, verdad, Bien, Progreso, en fin.
Una de las frases más destacadas y polémicas en el contexto de esta situación, es enunciada por Nietzsche y sostiene: Dios ha muerto. Tengamos presente a este respecto algunas consideraciones que nos permitirían entender su pensamiento:
1.-DIOS: Configuración suprasensible o transmundana que sirve para darle sentido a la realidad entitativa en que vivimos y somos. Funciona como un esquema formal y utópico.
2.-¿Cómo muere Dios? -Asesinado- dice Nietzsche-. ¿Cómo? Convirtiéndolo en humano, demasiado humano (moralización de la trascendencia divina). La cultura occidental, esto es, de origen judeo-cristiana ha olvidado que Dios es insondable y misterioso. En ese acto de olvido lo ha cosificado a un conjunto de mandamientos o pautas morales de conducta. De ese modo, usando esta concepción de Dios se separa el bien del mal en orden al género humano, convirtiendo lo más trascendente (la divinidad) en un expediente demasiado humano.
En nuestra época, interrogarse por el sentido de la vida genera confusión y cierto desconcierto, es más, probablemente, evitamos interrogarnos al respecto, presos de la rutina y la falta de tiempo: ¿hay sentido, significado, dirección para la existencia?,¿Cuál es? Sin duda que una respuesta aparentemente pesimista nos diría “todo es en vano” (objetivamente hablando), pero ¿es efectivamente una postura pesimista o apela a cierta reacción del espíritu humano, a cierta conciencia de que el sentido resulta de una construcción del espíritu? ¿por qué, en general hoy,nose recurre a la idea de dios como una idea dadora de sentido? Al parecer el análisis nietzscheano cobra relevancia desde lo que cotidianamente se vive como ausencia de sentido en las ideas tradicionales que han generado –históricamente- sentido en la vida de las personas.
3.-¿Cómo abordar –entonces- la pregunta por el sentido de nuestra existencia hoy? Actualmente,el mundo manifiesta un caos de tendencias: dogmatismo, eclecticismo, escepticismo. Todo parece desvanecerse ante el imperativo de constituirse como verdadero: todo lo que antes fue sólido, hoy se desvanece en el aire. Tal vez, la humanidad ha descubierto que la verdad es aleatoria, que tal vez lo que realmente existe es la perspectiva, pero aquello:¿qué seguridad da a la gente, al esquema social e incluso, cómo calma nuestra propia existencia? ¿Cómo se puede vivir en ese contexto dónde pareciera que no hay suelo seguro? Lipovetsky (2) , filósofo francés, llama a nuestra época la era del vacío, aludiendo a esta ausencia que representa una condición de la postmodernidad.
4.-¿Pero cómo es esta era del vacío o esta condición postmoderna de nuestro hoy? Su principal rasgo lo constituye la caída (o debilitamiento) de todos los grandes valores(meta-relatos, discursos) que dieron nacimiento y sostuvieron la cultura de occidente, desde Platón (separación de la realidad en dos mundos). No se ha puesto en cuestión su verdad o falsedad, sino que, han perdido credibilidad o fuerza para sostener (ideológicamente) la cultura y, en consecuencia, para otorgarle sentido a la vida a partir de ellos mismos: ¿acaso no decimos frecuentemente: “depende del punto de vista”, “cada uno tiene su verdad”?, en fin. Los valores culturales de la civilización occidental se han vuelto inoperantes o menos fuertes para sostener nuestra vida diaria: ya no confiamos en una verdad objetiva, por ejemplo, en una sola forma (verdadera) de la familia tradicional, por ejemplo, para organizar nuestra vida. Esta situación –en dónde nada es rígidamente establecido (objetivamente) de ante mano- es denominada Nihilismo.
Por consiguiente, uno de los síntomas más fuertes de esta época – y que describieron muchos filósofos del siglo XX (3) es que el hombre se siente más individuo que nunca, más arrojado al mundo, más solitario y con el desafío de entender por qué o para qué está aquí. Esa es la constatación de que el sentido no se descubre tras un velo, no es la luz emanada desde el cielo, no lo produce el intelecto del hombre ilustrado, tal vez, sólo es admisible que tengamos una pista nietzscheana: Volver – cada uno- a ser niños (4) , volver a inventar un nuevo juego (un nuevo sentido); Nietzsche proclama la consigna de trasmutar los valores heredados de la cultura occidental e inventar un sentido de acuerdo al valor que le damos a esta vida concreta y terrenal, sin desvalorizar nuevamente el cuerpo, el goce, sin volvernos tan platónicos y valorar sólo el alma o el intelecto por amor a una verdad que supuestamente está más allá, inasequible en un conglomerado metafísico de ESENCIAS.
Notas.
1. Texto basado en la crítica de Nietzsche a la configuración se sentido en la historia de occidente y en la idea de lo postmoderno en nuestros días. Departamento de Filosofía LMS.
2. Filósofo y sociólogo francés, París 1944. Su más destacada obra se llama la Era del Vacío en la que caracteriza y reflexiona sobre la sociedad postmoderna: consumo, hedonismo, sentido, individualismo, otros. Muy recomendable leer.
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